

La
estimulación temprana surge a mediados del siglo pasado con la intención de
atender a niños con alguna deficiencia, a aquellos cuyas madres habían
tenido problemas durante el embarazo y/o parto, etc. Se empezaron a ver con
gran asombro los logros que se tenían y los avances que lograban los
pequeños, así que se pensó en la idea de comenzar a implementarlo en niños
sanos para iniciar, lo antes posible, su estimulación sin perder las grandes
posibilidades que el niño ya posee desde que nace.
No se
pretende desarrollar niños precoces, ni adelantarlos en su desarrollo
natural sino ofrecerles una amplia gama de experiencias que sirvan como la
base para futuros aprendizajes. Según Jean Piaget, todo aprendizaje se basa
en experiencias previas, entonces, si el niño nace sin experiencia, mediante
la estimulación se le proporcionarán situaciones que le inviten al
aprendizaje. La idea es abrir canales sensoriales para que el niño adquiera
mayor información del mundo que le rodea. Es sumamente importante conocer al
niño y hacerle una valoración a través de la observación para saber por
dónde empezar a ofrecerle las experiencias poniendo atención en sus áreas de
desarrollo y al mismo tiempo ir estimulando la atención y la memoria.
•Existen
dos teorías acerca del desarrollo del niño: una que apoya la importancia del
desarrollo madurativo y la otra que considera al desarrollo como producto de
experiencias y aprendizajes. La estimulación temprana debe tomar las dos
corrientes, por un lado respetar el nivel de madurez de cada individuo, así
como sus características personales y, por el otro, proporcionar
experiencias. Es importante el contacto directo entre las madres y sus hijos
desde que nace, así como el trabajo posterior en equipo. Varios genetistas
dicen que la inteligencia está determinada en un 80% por la herencia y en un
20% por el medio ambiente, por lo tanto, lo que se puede hacer por los niños
es sorprendente, los investigadores han informado a los educadores que el
cerebro tiene una evolución desmedida en los primeros años de vida por lo
tanto es un momento donde el aprendizaje tendrá una fuerza impresionante, es
responsabilidad de los padres y de la escuela dar al niño un ambiente rico
para poder despertar sus energías ocultas, es importante poner al pequeño
frente al objeto de aprendizaje, donde los padres fungirán como mediadores,
no le resolverán el problema que se les presente, sino lo invitarán a
indagar sobre el mismo dejándolo experimentar. Con esto lograremos en un
futuro niños investigadores, seguros, audaces, y capaces de ir en busca de
la satisfacción de sus propias necesidades teniendo con esto aprendizajes
significativos, esto decir, con un valor real para el niño.
•
•Para
que exista un aprendizaje temprano se necesita de un ambiente adaptado a las
necesidades del niño y de una maduración del sistema nervioso. La maduración
del sistema nervioso central regulará al niño en el control de la reacción a
los estímulos que se le estén proporcionando. Si a los niños de 3 meses o
más los sobreestimulamos en el área motora, no podrán aprender a mantener la
atención ni a reaccionar como debe ser ante un estímulo, por lo cual se debe
estructurar un plan con objetivos claros y tomando en cuenta las cuatro
áreas que conforman al niño como tal, considerando que exista un equilibrio
entre las mismas para lograr un desarrollo integral.
•Desde
antes de nacer, en el cerebro del niño comienza a presentarse la
sinapsis, que consiste en las conexiones entre neuronas. Este proceso se
prolonga hasta los seis o siete años, momento en el cual no se crean más
circuitos. Durante éste tiempo algunos circuitos se atrofian y otros se
regeneran, por esto, nuestra misión dentro de la estimulación es
conseguir el mayor número de conexiones para que no se pierdan. La
estimulación hace que un circuito se regenere y siga funcionando y
mantenga viva a la célula.
•
•Consideramos
importante que el bebé participe en un programa de estimulación temprana
a partir de los 3 meses, ya que antes de esto el niño se esta adaptando
a su nuevo mundo, a su nuevo hogar, a sus padres, a su ambiente. Como
podemos ver, durante las primeras semanas de vida la cantidad de
estímulos es inmensa. Hay que dar tiempo a que el bebé se adapte para
después llevarlo a una asimilación gradual de un mundo más amplio y con
estímulos de mayor magnitud y muy diferentes entre sí. Tomamos como
punto principal y de base en todo nuestro trabajo el área afectiva,
porque es vital para el desarrollo cognoscitivo y motor del individuo.
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